miércoles, 31 de agosto de 2016

Vacaciones alpinas. (2ª parte).

Atrás quedaron los majestuosos Alpes con el recibimiento que nos ofreció el Nufenenpass, la realización de la prueba del 9 con sus inclemencias climatológicas y la ascensión al mítico Stelvio, ahora es el momento de los dolomitas, con sus paredes verticales que se pierden en el cielo y la singular Venecia.

Viernes 12 de agosto. Livigno-Cardano (Bolzano), (198 Km).
Nada más desayunar, repostamos en la gasolinera que se encuentra junto al hotel, 19€ y depósito lleno, qué poco cuesta repostar en Livigno y cómo se agradece la ausencia de IVA e impuestos especiales. 
Salimos de Livigno dirección Bormio, nuevamente tenemos que pasar por el control de verificación fiscal de la Guardia De Finanzas, en el alto de Foscagno.

Aunque no se lea, es el Passo del Gavia.
La carretera SP29 nos saca de Bormio y tras atravesar Uzza y adentrarse en el Parque Nacional del Stelvio rodeada de pinos, empieza a empinarse. Dejamos atrás Santa Caterina, en sólo 14 kilómetros llegaremos al Passo del Gavia (2.651 msnm), pero antes deberemos afrontar su primer tramo; todo un reto, la carretera se estrecha, de suerte que en algunos puntos de la calzada pueda pasar un sólo vehículo, y sus diez tornantes hacen que ganemos pronto altura. Este paso sólo es transitable desde finales de la primavera hasta finales de otoño y se caracteriza por su exigente trazado, 1.044 metros de desnivel, pendiente media del 7% (con picos del 16%), escasa circulación y lo irregular de su pavimento.
Si su ascenso es espectacular, el descenso no lo es menos, seguramente mucho más impresionante su subida por este lado. Aquí, realmente la carretera se estrecha, sin embargo, goza de un asfaltado mucho mejor.
Las bicis pasaron, nosotros ya no.
Debemos parar, una autocaravana, que ha tenido la osadía de intentar afrontar la subida de tan espectacular "passo", hace que los vehículos que llevamos delante no puedan continuar su marcha, y con ellos nosotros y las demás motos que empiezan a agolparse a nuestro lado; tras unos minutos de desconcierto y diálogos, la autocaravana comienza a recular unos 100 metros, los suficientes para quedar encajonada en una curva y permitir que el resto de los vehículos pudieran continuar la marcha.
Al final, lo conseguimos.
El descenso del Gavia, sin dejar la SP29, nos lleva prácticamente hasta la localidad de Ponte di Legno; comienza aquí un trazado de carretera, que comparada con el que nos condujo al Gavia es toda una autopista y que nos va llevando hasta el Passo de Tonale (1.833 msnm), lugar turístico tanto en invierno como en verano y que más que un paso de montaña, parece una urbanización.
Vista del lago desde Cagnò.

Seguimos atravesando pintorescos pueblos italianos, Fraviano, Ossana, Mezzana, Caldes y muchos otros,  antes de toparnos con el Lago di Santa Giustina, en pleno Val di Non. Es el lago artificial más grande de la provincia autónoma de Trento, alimentado principalmente por las aguas del río Noce, se utiliza para impulsar las turbinas de la central subterránea Taio.

Nuestro siguiente destino es Bolzano, pasando antes por el Passo de Mendola (1.363 msnm), quizá el passo que hasta ahora más nos ha costado subir, no por su pendiente o trazado, es como alguna de las autopistas ya pasadas, sino porque el navegador se empeñaba por alejarnos de la ruta trazada. 
A uno y otro lado de la carretera se suceden grandes extensiones de árboles frutales, que observan impávidos nuestro paso. Estamos en Italia y eso se nota hasta en la conducción, las líneas continuas sólo están pintadas para nosotros y algún que otro vehículo de matrícula extranjera, los italianos parece que están eximidos de respetarlas; mucho cuidado, en cualquier curva te puede adelantar una moto, un coche, o porqué no, alguna que otra furgoneta de reparto.
Plaza Walther (Bolzano)
Llegamos a Bolzano, nos sobra toda la ropa, hemos pasado de 25º y nuestros polares debemos dejarlos en el parking, junto a la moto. Volvemos a darnos cuenta de que somos extranjeros, aquí las motos pueden aparcar en cualquier lugar.
Una pizza y dos cervezas en la Pizza Walther, junto a la catedral y la estatua de Walther von der Vogelweide (considerado el mejor poeta Alemán de la Edad Media) ponen fin a la ruta de hoy, antes de llegar a nuestro hotel, el Gasthof Zur Sonne en Cardano. 
Sí, aunque el nombre no suene mucho a italiano, es lo que predomina aquí, mucho cartel y letreros en alemán, y es que a Bolzano se le conoce como el Tirol del Sur, y así no es de extrañar que la mayoría de su población hable alemán, un cuarto tenga el italiano como lengua materna y una pequeña minoría sea de habla ladina (lengua retrorromana hablada en Italia).
El hotel nos depara una pequeña decepción, pese haberlo reservado con bastante antelación por Booking, nos ofrecieron una habitación de clase inferior a la reservada, al precio de 90€, a parte de esto y del polvo de la habitación, nada más que objetar, un entorno espectacular rodeado de pinos y junto a un río; lo que nos invita a dar un pequeño paseo por sus inmediaciones. Después de recorrer cerca de un kilómetro, en continua pendiente, por un sendero de un bosque de pinos y  no ser capaces de ver más allá de sus copas, retornamos por nuestros pasos al hotel.


Sábado 13 de agosto. Cardano (Bolzano)- Cortina d'Ampezzo (168 Km).
Lago de Carezza.
Salimos sobre las 9,30 horas del hotel, el sol y el olor a pino nos acompaña, vamos atravesando pueblos madereros, Ponte Nova, Nova Levante, nos encontramos con el Lago de Carezza, pequeño lago alpino rodeado de bosques de abetos y a los pies del macizo Latemar, que se refleja en sus aguas cristalinas.
Caravana hasta Canazei.
Nuestro camino nos transporta descendiendo por suaves curvas hasta la localidad de Vigo Di Fassa, si hasta aquí todo había discurrido en una perfecta sintonía entre la calzada y la moto, la SS48 nos lleva a un caos total, Fozza Di Fassa, Mazzin, Fontanazo, Campitello di Fassa y Canazei, en total 10 kilómetros de caravana, me dejo llevar por los motoristas italianos y me olvido yo también de las lineas continuas (en primera o como mucho en segunda). 
No todos los días se adelanta
a un Ferrari, aunque sea por
línea continua...

Sin salir de Canazei, cuando se llega a la rotonda donde se ubica el Hotel El Ciasel, debemos coger la carretera que sale a la izquierda, aquí comienzan los dolomitas, cadena montañosa italiana declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2009.
Vamos a iniciar la "prueba del 0" comenzando por el Passo Pordoi (2.250 msnm), la carretera se eleva suavemente durante unos kilómetros, a continuación, pasada la pintoresca iglesia de San Florián la pendiente se va tornando más pronunciada; dejamos a la izquierda el cruce que nos llevaría al Passo de Sella y continuamos por una carretera ancha y con buen asfalto trazando exigentes curvas de 180º hasta que nos encontramos en el alto del Passo Pordoi y su espectacular vista hacia esos muros de rocas, que al atardecer, cambian su color blanquecino por una tonalidad rosácea, motivo por el cual, también se les conoce como las montañas rosas.
Passo Pordoi
Nada que ver con los altos en Suiza, aquí todo está orientado al turismo alpino, restaurantes y zonas recreativas  se sitúan a ambos lados de la cima.
No hay descanso, tras su bajada llegamos a Arabba, uno de los principales centros turísticos de los Dolomitas, ahora toca subir hacia el Passo de Campolongo  (1.875 msnm), de menor altitud y mucho más suave que el resto de los subidos y que aún nos quedan por subir.
Antes de entrar en Corvara in Badía
Descendemos por zizageantes curvas hasta llegar a Corvara in Badia donde giramos a la izquierda para afrontar la subida del Passo Gardena ( 2.121 msnm), unos doscientos metros antes de coronar su cima, no queda ni un hueco a derecha y a izquierda entre coches y autocaravanas aparcadas.
Passo Gardena
El descenso lo hacemos pegados a las paredes dolomitas, sin más perdida de tiempo que levantar la cabeza y vislumbrar como la  pared de roca se pierde en el cielo, nos adentramos en el ascenso al Passo di Sella (2.244 msnm) el más elevado de esta prueba del 0. Su cima es un espacio perfectamente acondicionado para las motos, aparcamientos a uno y otro lado de la carretera, incluso seleccionados por marcas. El perfecto día soleado, unido las impresionantes vistas que se disfrutan desde la cima, nos invitan a hacer un alto en el camino y saborear una cerveza bien fría (sin alcohol).
Passo di Sella.
Lago Fedaira
El sol sigue acompañándonos, tras una sucesión de curvas descendemos nuevamente hasta Canazei y con la prueba del 0 ya superada ponemos rumbo al Passo Fedaira (2.057 msnm), antes nos encontramos el lago que lleva su nombre, el Lago Fedaira se encuentra dividido por una estrecha franja de tierra y en sus aguas se puede reflejar La Marmolada, la montaña más elevada de los Dolomitas.
Algunos grupos de bañistas desafían a las heladas aguas y se agolpan en sus orillas a modo de playa en clavada en mitad de los Dolomitas.
El siguiente punto, el Passo Falzarego (2.117 msnm), otro mítico en los Dolomitas, no tanto por su dificultad, si no por ser el punto de reunión y de partida de muchas otras tantas rutas, que hacen que su cima se encuentre repleta de moteros decidiendo qué camino tomar para afrontar el siguiente puerto.
Passo Falzarego

A escasos 41 kilómetros de suaves curvas  llegamos al destino final de hoy, Cortina d'Ampezzo o también conocida, desde 1956 , como la perla de los dolomitas" cuando fue sede de las Olimpiadas Invernales.
Tenemos el hotel en el centro de la ciudad, lo que nos permite dejar la moto descansando y perdernos entre sus calles, para comprobar que todos los habitantes o turistas están morenos y visten sus mejores marcas.


Domingo 14 de agosto. Cortina d'Ampezzo -Venecia (160 Km).
Nos despedimos de Cortina d'Ampezzo y poco a poco su carretera dirección a Venecia va haciendo lo propio con los dolomitas, son poco más de las 10 de la mañana y los pueblos que nos ven pasar nos reciben con sus gentes llenado sus plazas y bares, a ambos lados de la carretera, tomando el segundo capuchino de la mañana.
La autopista se encuentra cerca, y cada vez más, el destino que hemos elegido para descansar de estos ocho días de subidas,  bajadas, curvas, tornantes, frío, calor, lluvia, sol y en general, de momentos ya imborrables en nuestras retinas.

La salida hacia Marghera, nos saca de la autopista y nos pone a las puertas del Camping Village Jolly, todo un acierto su elección, a tan solo 15 minutos en autobús de Venecia.
Camping Village Yoly.


La moto mejor dejarla descansar junto a la puerta del bungalow, en Venecia, todo lo que se mueve con ruedas, tiene un serio problema.
Vista del Puente Rialto.
De los dos días y dos noches que disfrutamos de Venecia, no me voy a extender, cualquier búsqueda en google te puede orientar sobre qué ver y qué hacer; sólo comentaré que vimos casi todo lo que hay que ver, la Basílica de San Marcos (ojo si hay acto religioso, la basílica se cierra al público) y su plaza; tanto el Palacio Ducal como el Campanile, desistimos de visitarlos por las largas colas que había que hacer, ya estuvimos un tiempo esperando para la entrada en la basílica.



Lo que no nos faltó fue el perdernos por sus barrios, el de Castello, San Marco, Santa Croce, San Polo, Cannaregio y Dorsoduro, disfrutando de sus calles y puentes, de su Gran Canal, paseando por sus laterales o a bordo de sus vaporettos (línea 1 y 2) y una cena, más que merecida, a la luz de las velas junto al Puente Rialto.


Martes 16 de agosto. Venecia- Lago Di Garda (133 Km).
Para ir acercándonos a Génova, y por qué no, para seguir disfrutando de otros lugares que no fuesen puertos de montaña; en esta ocasión decidimos como lugar de destino y descanso el pueblo de Pescheira del Garda, en la orilla sur del mayor lago de Italia, el Lago di Garda, que baña las regiones de Lombardía, Trentino Alto Adigio y Véneto. 


Garda.
El buen tiempo hizo que nos decidiéramos a recorrer todo el lago, olvidándonos de los 145 kilómetros de su perímetro y de las casi 4 horas de distancia según el navegador. ¿Pero qué importaba eso? era poco antes de las dos de la tarde y el sol nos invitaba a deshacernos de nuestra chaqueta y pantalón de verano, y cambiarlos por un vaquero y una manga corta; nuestra velocidad en el mejor de los casos no pasaría de 50 Km/h por dispositivo legal y por la gran cantidad de vehículos que transitaban por la carretera.
Lago di Garda.
El recorrido lo hicimos en sentido contrario a las agujas del reloj, como normalmente suelo realizar todos los trayectos circulares, pero debo de reconocer, que el haberlo hecho en sentido contrario hubiera facilitado mucho el poder parar junto al lago, en el sentido de la marcha.
Son muchos los pueblos que nos encontrábamos, y a muy seguro que cada cual con su encanto particular, pero nuestras paradas fueron en Garda, pueblo que da nombre al lago y donde tras dar un pequeño paseo por sus callejuelas disfrutamos de una pizza junto al lago; el siguiente pueblo donde paramos fue Torbole, en la esquina noroeste del Lago, y donde nos empezaron a caer unas gotas de agua, "la típica tormenta de verano", pensamos...
Aún no sabíamos lo que nos esperaba...

Ello no impidió que nos parásemos a degustar un buen "gelato italiano", aún no sabíamos lo que nos esperaba.
Reanudamos la marcha, pero esta típica tormenta de verano, nos hizo parar a los pocos kilómetros para ponernos el chubasquero de la moto.
Parada en gasolinera, diluviaba.
Seguimos nuestro camino con la "tormentita" sobre nuestras cabezas; a la salida de un túnel, menos mal que nos encontramos con muchos al completar la mitad del recorrido, Aurora creyó estar viendo una cascada, no era tal, estaba diluviando, y prácticamente no se veía, para colmo de todos los males, el tráfico comenzaba a ser muy denso, por decir algo. ¡Joder...! los coches no se movían; tuvimos que parar de nuevo bajo una gasolinera y ponernos esta vez, los pantalones del chubasquero sobre unos pantalones vaqueros completamente empapados.

La circulación seguía sin moverse en el sentido de nuestra marcha y muchos coches optaban por cambiar de sentido, girando como bien podían en medio de la carretera.
Recordé donde estábamos, esto era Italia, y empecé hacer lo mismo que otras motos que nos pasaban, utilizar el carril izquierdo como si no hubiese línea continua (en 1ª o 2ª, tampoco se podía ir a mucho más por la lluvia).
Al fin, sobre las ocho de la tarde conseguimos llegar a Pescheira di Garda, ya sin agua acechándonos, pero habiendo dejado de lado la subida por la Strada della Forra y las que dicen, impresionantes vistas sobre el lago, así como la visita de Sirmione, considerado el pueblo de la zona más conocido y turístico.


Miércoles 17 de agosto.Lago Di Garda -Génova (261 Km).
Antes de poner rumbo a Génova, retrocedemos 6 kilómetros y nos acercamos a Sirmione, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar tan singular y pintoresca localidad.
Comprobamos que la belleza de su castillo y calles intramuros, son proporcionales al tráfico que acude a visitarle.
Castillo y calle de Sirmione.
Cogemos la autopista E70 nada más abandonar el pueblo, y ya no la abandonaremos hasta llegar casi a las puertas de nuestro alojamiento en Génova, 260 Km por 39€, casi el mismo importe que el pagado en Suiza por la vignette, salvo que ésta es para todo un año.
Como llegamos pronto, serían las cuatro de la tarde, tras hospedarnos nos trasladamos al pueblo de Nervi, en el borde oriental y a tan solo 9 kilómetros de la capital genovesa, donde estuvimos recorriendo el paseo que hay sobre el acantilado.
De vuelta a Génova, pusimos rumbo al casco histórico de la ciudad, pese al caos circulatorio, para una moto no es nada difícil aparcar, hay múltiples zonas de aparcamiento reservadas para los vehículos de dos ruedas.
Casco antiguo de Génova.
Génova es una ciudad portuaria, tierra que siempre destacó por su vida marítima y donde nació Cristóbal Colón, descubridor del Nuevo Mundo, y la casa donde vivió se encuentra precisamente en el centro de la ciudad. Génova tiene un interesante casco histórico, conformado por hermosos y valiosos monumentos, entre los que destaca la Piazza de Ferrari, del siglo XIX. Algunos de esos monumentos como la Strada Nuove y el sistema de los Palazzi dei Rolli, se encuentran catalogados como Patrimonio de la Humanidad.

Jueves 18 de agosto. Embarque Génova-Barcelona (370 mn).
La noche había sido un poco larga, a las 3 de la madrugada tuve que bajar a la calle, una alarma muy parecida a la de mi moto, rompía a esa hora el silencio de la noche.
Recomendación: en una ciudad grande, barrio cercano al puerto, busca un alojamiento con garaje.
Previo al embarque.
A las 10 de la mañana, salíamos para el Puerto Nuevo de Génova (muelle 1), lugar de embarque para Barcelona.
La cola de entrada al muelle no era muy larga, pero de todas formas, pronto nos desviaron hacia un carril menos concurrido y ocupado por motos.
Tikets checking.
Ojo, antes del embarque hay que hacer el checking en las oficinas de Grandi Navi Veloci (GNV), situadas a la derecha del muelle, primera planta, allí te entregarán tanto el tiket de la moto, como la de los pasajeros.
Tras una hora y media de espera empezamos a embarcar en el buque Fantastic, en primer lugar los vehículos que tenían como destino final Tánger y después el resto.
Embarque y colocación de la moto.
Nada más subir la rampa de embarque, a las motos nos van situando en un lateral del barco, cuidado al hacer las maniobras para colocarla, ya que te puedes encontrar grasa en el suelo.
Al aparcar la moto, asegúrate de dejarla bien cerrada, ya no podrás volver a ella hasta el desembarco. Ahora debes de abandonar el garaje y subir hacia la planta donde tras entregar el los tikets de los pasajeros, te entregarán (en nuestro caso) la llave del camarote.
Nuestro camarote, el 7123, en la 7ª planta (Atlantic), concretamente exterior, de tres plazas; en el momento que escribo estas líneas, aún somos los únicos ocupantes del mismo.
Son las 13,35 horas, el barco empieza a moverse y al poco rato comprobamos que disfrutamos del camarote exterior para nosotros solos, Aurora está más tranquila...
Había leído comentarios sobre la suciedad, y lo caro y malo de las comidas en el barco, mi experiencia:
El barco es un ferry, que nadie vaya buscando un crucero, porque no es lo mismo; que se ven colillas por la borda! pues sí, pero también puedo decir que vi a personal del barco pasar en varias ocasiones limpiando. En la descripción del barco te puede venir que tiene piscina, todo cierto, una pequeña piscina en la parte de popa de la planta 7ª, pero que se encuentra cerrada, y creo que mucho mejor así.
Comida en el camarote.
En cuanto al tema de bebidas y comidas a bordo, sólo puedo decir que las bebidas tienen un precio acorde con el que te puedes encontrar en cualquier establecimiento público que no sea un supermercado, por lo que se refiere a la comida y tras los comentarios leídos por muchos foros, decidimos agenciarnos un poco de embutido, que junto con nuestras chuches de Chamonix (el salchichón) nos servirían para subsistir.
Pasamos gran parte de la tarde en la zona exterior de popa del barco, momento que aproveché, para dar inicio a la crónica de este fabuloso viaje.
Cubierta del barco.


Viernes 19 de agosto. Barcelona- Valdemoro (638 Km).
A las 6,15 horas de la mañana, se nos informaba por megafonía, que la hora de llegada al Puerto de Barcelona, sería a las 7,30 horas, media hora antes de la hora prevista.
Amaneciendo en Barcelona.

La noche había discurrido sin ningún tipo de sobre salto, en ningún momento noté que me encontraba en un barco, había descansado y ahora tocaba afrontar 638 kilómetros en los que no había muchos atractivos a la conducción.
Desembarco.

Posición de automático en la moto y a ir acercándonos poco a poco a Valdemoro, volvemos a casa. Atrás quedan trece días en los que hemos recorrido 3.855 km, subido 27 puertos, visitado Venecia, el Lado Di Garda y recorridas 370 millas náuticas desde el Puerto de Génova hasta el de Barcelona, y todo esto más o menos como lo he contado.
Volvemos a casa.
Sólo me queda dar las gracias a la que ha ejercido de magnífica fotógrafo, narradora de curvas en el Stelvio, compañera de risas, lluvias, frio, calor, spritzs y tantas otras vivencias que hemos compartido durante estos trece días.

martes, 23 de agosto de 2016

Vacaciones alpinas. (1ª parte).

Hace casi un año que empezamos a imaginar en este viaje, sólo era una idea, y en ella pensábamos pasar por la Costa Azul, Alpes, Venecia, Florencia y Pisa. Todo quedó en eso, en una idea, pronto los foreros de BMWMOTOS.COM fueron poniéndome los puntos sobre las ies y gracias a su ayuda, pudimos perfilar este viaje; trece días en los que hemos recorrido 3.855 km, subido 27 puertos, visitado Venecia, el Lado Di Garda y recorridas 370 millas náuticas desde el Puerto de Génova hasta el de Barcelona, y todo esto más o menos así:



Sábado 6 de agosto. Valdemoro (Madrid)- Lérida (470 Km).
La idea inicial era haber hecho el viaje hasta Perpignan y de ahí a Chamonix, pero para no cansar nuestros cuerpos con dos etapas iniciales de casi 700 Km cada, decidimos hacer una etapa más corta y hacer noche en Lérida, así que como no había que madrugar mucho para ponernos en carretera, nos lo tomamos con bastante relajación; eran ya las once de la mañana cuando estaba saliendo la moto del garaje, aunque no pasó de ahí, tanta relajación no es buena, me había dejado olvidado quizá algo de lo más importante del viaje, el navegador.
Parada en ruta, Bujaraloz (Zaragoza)
Ya perfectamente colocado en su sitio y ejerciendo el cometido para el que fue comprado, pusimos rumbo a la N-II. Los kilómetros iban cayendo, las paradas se sucedían cada hora y el destino programado se iba acercando poco a poco sin abandonar en ningún momento la N-II.

Lérida nos recibió sobre las cinco de la tarde, y ahora la pregunta, ¿Qué hacer en Lérida?, pues como no teníamos nada programado, recurrimos a la enciclopedia universal, google nos indicaba que nos encontrábamos a unos veinte minutos andando del centro,  así que tras descansar un poco, nos pusimos en marcha.
Sobre el Pont Vell

Estuvimos dando un paseo por la zona de La Seu (catedral antigua de Lérida) y por la zona de su río Segre, pero a mí personalmente, sobre todo, me dio la sensación de no encontrarme en una ciudad española y no me refiero al sentir catalán o español, seguro que el que haya estado por el centro de esta ciudad sabe de lo que hablo. 
Av. Prat de la Riba, 42 (Lérida)



Casi en el centro y con muy buenos comentarios en google, fuimos a parar a Zeke, bar restaurante de tapas, para comprobar si era verdad lo que se decía de él. Todo tal cual lo cuentan, buenas tapas, diseño y atención de su personal, eso sí, lleva dinero y no llegues más tarde de las nueve y media o tendrás que esperar bastante.






Domingo 7 de agosto. Lérida- Rosas (Gerona)- Perpignan (362 Km).
Hoy tocaba madrugar y a las 8,00 h., estábamos subidos en la moto con dirección a Rosas.
Casi a la par que nació la idea de este viaje, mi amigo Paco, nos invitó a que pasáramos por su casa de Rosas si no se encontraba surcando los mares y nosotros persistíamos en nuestra locura, así que dicho y hecho, y allí que nos presentamos para volver a reencontrarnos un año después y saldar ese ofrecimiento.
Grupo de 10 moteros saliendo de Manresa.
Nuevamente nada de autopista, ya habría tiempo en venideras ocasiones, ahora tocaba disfrutar de la carretera en estado puro, así que cogimos la A-2 hasta Cervera, allí enlazamos con la C-25 hasta Vic, tomamos dirección Olot, cruzamos la AP-7 a la altura de Borrassá, enlazamos con la N-II y en Vilatenim tomamos la C-260, que nos dejaría en las puertas de Rosas.

Conforme la carretera nos iba acercando a la costa, la tramontana se comenzaba a hacer presente y el aire se hacía notar, y tanto era así, que pudimos ver como el último ciclista, de un grupo de cuatro, se iba al suelo tras recibir una ráfaga de viento.
Con Paco y Felipe.
A las 17,30 horas nos despedíamos de mi amigo Paco y de su familia después de haber disfrutado de su hospitalidad, de un poco de playa y de una suculenta paella, pero la jornada de hoy aún no había concluido y de nuevo el asfalto y los 90 Km que nos separaban de Perpignan nos esperaban.
Último reportaje antes de entrar en Francia


Si la entrada a Rosas había sido complicada por el tráfico y por coincidir con día de mercadillo, no lo fue menos la salida, muchos franceses regresaban a sus localidades de origen tras haber pasado el domingo en la playa y la N-II hacia La Junquera lo notaba, aunque la mayor dificultad la encontramos ya en suelo francés,  la entrada a Francia por Le Perthus estaba colapsada.

Continuábamos aún sin tocar la autopista y el trayecto hasta Perpignan, pese a la corta distancia que nos separaba, se me hizo un poco tedioso.
Qué contar de la ciudad que, hace años, era lugar de peregrinaje español, de los amantes del cine desconocido de por aquel entonces en nuestro país, pues que hoy se puede disfrutar de un paseo por su casco antiguo, al que se accede por el Castellet, antigua puerta de la ciudad y que en la actualidad está convertido en museo, se puede visitar su catedral gótica de San Juan Bautista y poco más en tan poco espacio de tiempo.
El Castellet

Lunes 8 de agosto. Perpignan-Chamonix (623 Km).
Lugar donde durmió la moto
Pasamos la noche en el hotel Mondial, tengo que agradecer que nos dejasen un local anexo al mismo para guardar la moto, que evidentemente no estaba habilitado para tal menester.
Hoy nos íbamos a enfrentar a la etapa más larga, así que era el momento de empezar a tomar contacto con las autopistas. Al poco de salir nos introducimos en la autopista A9 dirección Orange, pudiendo disfrutar de vistas al mar durante casi 60 Km, poco tiempo después, la imagen idílica del mar a nuestra derecha junto con la tranquila circulación iba a cambiar, ¡Qué diferencia con las autopistas españolas!, en las que salvo los días muy señalados, la circulación es casi inexistente, aquí todo lo contrario, pronto pudimos observar como la circulación se comenzaba a condensar.
 Casa, coche y moto
Una de las cosas que me llamaron la atención, fue la gran cantidad de autocaravanas con las que nos encontramos, algunas unas verdaderas joyas rodantes, otro hecho que me sorprendió, es lo bien acondicionadas que se encuentran sus áreas de servicio, pudiendo clasificarlas de dos modos, unas con servicio de repostaje de gasolina, supermercado y restauración y otras, las más y separadas no a mucha distancia, con zona de estacionamiento y aseos, todas ellas se encuentran perfectamente anunciadas con el nombre de "Aire" o lo que es lo mismo, área de servicio.
Hasta llegar al peaje de Valence, la autopista parecía que se había ido convirtiendo en una carretera de la playa, aunque en nuestro sentido de la marcha no nos podíamos quejar, en el contrario, las obras en la autopista estaban ocasionando importantes atascos.
A la altura de Voreppe, el navegador no respeta la ruta convenida y en vez de conducirnos dirección a Grenoble, nos hace tomar dirección Annecey ¡Cómo puede ser que se desvíe de la ruta impresa!. Paramos en un área de servicio de las completas y tras repostar moto y cuerpos, comprobamos con el google map que vamos por un trazado paralelo, que si bien no era el elegido, es el más rápido, así que continuamos por la A43, hasta llegar al área de servicio del Mont Blanc, buen sitio para tomar una foto de la mítica montaña más alta de la Unión Europa, con 4810 metros y a un paso de Chamonix.
Mont Blanc al fondo.
La entrada a la localidad, como la entrada a Madrid en hora punta; un paso a nivel con barreras nos hace detener a las puertas de la concurrida y soleada ciudad, antes de tomar la carretera de salida que nos va a llevar a nuestro hotel, pronto lo reconocemos, no así su interior.
Vistas desde el balcón del hotel
¡Qué bien están hechas algunas fotos de hoteles!, pero todo no puede ser malo, sólo había que salir a su balcón y deleitarse con las vistas sobre la montaña y el glaciar Des Bossons.

En Chamonix, sobre las 18,00 h, un día soleado y sin posibilidad de alargar la estancia, lo que se puede hacer es pasear por sus calles, hacerse unas fotos con la míticas estatuas de Balmat y Paccard, primeros en ascender al Mont Blanc un día como hoy de 1786, comprar algunas chuches (salchichón), disfrutar de una cerveza en alguna de sus terrazas y desear que el tiempo no cambie, máxime cuando al día siguiente empezaba la verdadera aventura.
Chamonix.

Martes 9 de agosto. Chamonix- Ronco Bedretto (Suiza), (236 Km).
Las previsiones para el día de hoy no eran nada buenas, amanecía una mañana gris, pero al menos sin lluvia, aunque cuando bajé parte del equipaje la moto me confirmó que había llovido, de regreso, ya me había agenciado un poco de papel higiénico con el que secar al menos los sillines y la parte del deposito donde colocar la bolsa sobre depósito.
A la salida del restaurante nos encontramos con este pato.
A unos 10 Km, en Argentière, conforme empezaba a ponerse empinada la carretera y a oler a pino, comenzó a aparecer la lluvia, a los pocos kilómetros tuvimos que parar y buscar refugio. El destino quiso que fuéramos a parar al restaurante La Ferme des 3 Ours, en Vallorcine, último pueblo francés antes de llegar a Suiza, un sitio con una exquisita decoración y que bien podría haber servido para darnos un buen homenaje, lástima que a lo más que íbamos a llegar era a tomar un café caliente.
Cuando la lluvia cesó un poco, volvimos de nuevo a la carretera que en pocos kilómetros nos iba a adentrar en Suiza, previo paso por su frontera, aquí te puede surgir la disyuntiva de si vignette sí o no.
Vignette.
Si no sabes que es la vignette, te diré que es una pegatina que debe de ir colocada en el parabrisas de los automóviles (a modo de nuestra pegatina de ITV) o en un lugar fijo de las motocicletas, que habilita circular a los mismos por las autopistas suizas (indicadas con color verde) durante el periodo del 1 de diciembre del año anterior al 31 de enero del año siguiente y que tiene un precio de 38,50€.

No compres aquí la vignette.

En Suiza es fácil ir circulando por una carretera normal y que en un momento dado o porque no te des cuenta, se te convierta en autopista, lo que te acarrearía una multa y quizá algún que otro problema con las autoridades, así que tras valorar las distintas opciones y los consejos de los foreros de BMWMOTOS.COM, optamos por su compra en una tienda de tabaco que se encuentra nada más pasar la frontera a la izquierda, si puedes hazlo en la que hay un poco más a delante, te ahorrarás el mal humor de su dependiente.
Con la vignette ya pegada en la parte interior del compartimento delantero de la moto, seguimos nuestro camino y enseguida nos encontramos con la primera ascensión, el Col de la Forclaz con sus 1527 m,  su descenso, con un perfecto asfalto y curvas entretenidas nos llevan hasta las puertas de Martigny, primera localidad de referencia en Suiza.
Chuches compradas en Chamonix...
Aprovechamos una de las múltiples áreas de servicio para despojarnos de la ropa de lluvia y probar esas chuches que habíamos comprado el día anterior. Nada mejor que unas rodajas de salchichón a las doce de la mañana para afrontar bien el día...


La autopista nos iba adentrando en Suiza, en su paisaje, en ese verde constante a uno y otro lado de la carretera, solo interrumpido por el azul de las aguas del Ródano y la lejana figura de pequeños pueblecitos diseminados por las laderas de las montañas.

Pasamos la localidad de Sion, presidida por la Basílica de Valère y por uno de sus tres castillos, pronto termina la autopista, ahora nos queda disfrutar, más aún si cabe de sus pueblos y sus parajes.

Acabábamos de hacer una parada técnica junto al Restaurante Alpina, en Grengiols (Suiza) y a tan solo 11 Km. descubrimos a nuestra derecha colgando sobre el Ródano, a una altura de 92 metros, un impresionante puente de madera de 280 metros de longitud y 1,40 metros de ancho, así que otra vez pies sobre tierra y a explorar ese puente. Su acceso es gratuito y es la antesala de un parque temático "Bollwald". Solo nos adentramos hasta su mitad, pudiendo comprobar el balanceo de las tablas de madera bajo nuestros pies y la sensación de estar suspendidos en el aire.

Sobre el puente colgante.
La carretera nos sigue llevando por pintorescos pueblecitos de madera, Niederwald, Gluringen, Rechingen y muchos más de nombres impronunciables; de vez en cuando, un paso a nivel con barreras detiene nuestra tranquila marcha a no más de 50 Km/h, despacio, pero sin pausa, el primer gran puerto cada vez se encuentra más cerca.
Nufenen Pass
En Ulrichen dejamos la carretera 19 y tomamos dirección al Nufenen Pass, el cambio de paisaje pronto se hace notar; tras unos 4 Km. la carretera emerge de entre los árboles y comienza la ascensión, pronto nos encontramos ante una sucesión de horquillas que nos van elevando hacia su cima, que con sus 2.478 m., conforma el paso de montaña más alto de Suiza. Aislado de los otros míticos puertos de los Alpes Suizos es el encargado de darnos la bienvenida alpina, con frío, mucho frío.

Tras coronar el puerto, aprovechamos para reponer fuerzas, degustando y probando por primera vez una polenta alpina.
Continuamos el viaje, y a tan solo 16 Km., llegamos a nuestro destino final en la etapa de hoy, el Hotel Chalet Stella Alpina, un hotel con encanto enclavado en el valle de Bedretto, muy cerca de Airolo, o lo que es lo mismo, el punto que nos iba a servir para afrontar la "prueba del 9", llamada así por el número que se describe al unir los distintos puntos de la misma.
San Gotardo

Como habíamos llegado pronto, decidimos afrontar la subida del mítico San Gotardo (2.109 m.) por una de sus dos vías, la vía Tremola o carretera antigua adoquinada. Su inicio se sitúa en Airolo y pese a llevar trazada la ruta en el navegador, tengo miedo de no dar con ella, si no vas muy pendiente, es fácil coger la carretera normal. Los adoquines se resisten a aparecer, pero pronto un par de tramos empedrados me muestran que estoy en el buen camino y la carretera empieza a ondularse y a empinarse sin descanso, si bien la carretera es ancha y no ofrece mucha dificultad; empiezo a pensar que no es para tanto. Pero la inclinación y la dureza de la carretera siguen de forma progresiva, empiezan a llegar los primeros "tornantes" o curvas de herradura (180º) y no hay tiempo para la distracción hasta que llegamos a la cima. 
Desde el Chiosco Panorama


El regreso al hotel, lo hicimos por la carretera normal, todo una autopista comparada con la vía Tremola, en el descenso descubrimos el "Chiosco Panorama" un singular sitio desde el que podrás disfrutar de unas vistas espectaculares sobre la localidad de Airolo y parte de la subida al San Gotardo, así como disfrutar de un café calentito o comprar algún que otro souvenir.





Antes de llegar al hotel, a la altura de la localidad de Fontana, nos encontramos con esta estampa, que a día de hoy, aún no sabemos muy bien de que podía tratarse.
Pero si la estampa con la que nos encontramos nos sorprendió, no fue menos, el lugar por el que tenía que pasar el convoy.

Joder con los suizos!!!, siempre habíamos oído hablar de la precisión Suiza, pero esto roza los límites de lo imposible.


Miércoles 10 de agosto. Ronco Bedretto (Suiza)- Chur (Suiza), (238 Km).
El sol se abre paso entre las cortinas de la habitación hora y pico antes de que la alarma del móvil debiera sonar, aunque la temperatura exterior no llega a los 6º, la sensación térmica desde la cama y bajo el edredón nórdico es muy distinta. ¿Qué tiempo hará a tan solo los 25 Km que nos encontramos de nuevo del Paso de San Gotardo?, ayer tuvimos un poco de todo en su ascensión, gotas al inicio, sol en la subida, y niebla y frío arriba.
                   Carretera nueva                                           Vía Tremola
A las diez de la mañana nos pusimos en marcha, realizamos la subida por la carretera normal, si bien, esta vez para encontrarla tuvimos que dar la vuelta en la vía Tremola. Las vistas desde esta carretera hacia la vía Tremola, no nos deja indiferente, su trazado es espectacular, pero agradecemos el haberlo hecho la tarde anterior, hoy a estas horas la carretera de adoquines es un ir y venir de vehículos.
En la bajada hacia Andermatt nos encontramos con obras en la carretera, esto fue una constante en las carreteras suizas, muy bien señalizadas, pero que evidentemente ralentizaban la marcha.
Túnel de Airolo.
Al llegar a Wassen, entre el navegador, las múltiples indicaciones y mi equivocada decisión, cogimos la dirección contraria y nos metimos en un túnel que nos lleva tras recorrer unos 20 Km de vuelta a Airolo. La temperatura antes de entrar en él era de 9º, íbamos preparados, las previsiones para el día de hoy no eran muy buenas, así que ropa térmica y trajes de agua hacían que no sintiésemos las inclemencias del tiempo, pero aquí en menos de 5 minutos pasamos a 38,5º. Al llegar a Airolo, vuelta para el túnel, pero ya sin la ropa de lluvia.
Restaurante Sustenbrüggli
Nada más salir del túnel, ya con la dirección correcta, empieza a  llover, así que vuelta a la ropa de agua. La lluvia se va haciendo más intensa y en ocasiones dificulta la visibilidad, unos kilómetros antes de llegar al Puerto de Susten (2.224 m.)paramos para hacer una foto en el restaurante Sustenbrüggli, restaurante motero donde los haya, pero las condiciones climatológicas hicieron imposible el disfrutar de su terraza.

Coronamos el Puerto de Susten, ya no llueve, ahora nieva ligeramente; es buen momento para intentar calentar el cuerpo con un café, afuera se queda la moto a 1,5º y con una visibilidad bastante reducida, que impide ver la belleza invisible que nos rodea.
Susten Pass.
La lluvia hoy no nos da muchos respiros, así que cuando bajó la intensidad, aprovechamos y nos pusimos de nuevo en marcha; si la subida había sido espectacular, no mucho menos era el trazado de bajada hacia Innertkirchen. 
Grimsel.
Aquí comienza el camino hacia el Puerto Grimsel (2.164 m.), antes atravesaremos Guttanen, donde la carretera  empieza a ascender rápidamente en medio de gargantas cada vez más estrechas y un paisaje de agreste belleza. La vista de la parte norte del Grimsel está marcada por las instalaciones de las centrales hidroeléctricas, las líneas eléctricas de alta tensión y los elevados muros de las presas. En el punto más alto del puerto está el Totensee (Lago de los muertos), una lástima que las condiciones de visibilidad siguieran siendo muy escasas, y nos volvieran a privar de poder contemplar la belleza del entorno.
Furka Pass
Casi sin darnos un respiro, continuamos hacia el siguiente puerto, el Furka Pass (2.436 m.), tan solo nos separa de él nueve curvas de 180º de bajada y siete de 180º de subida sobre una pared vertical desde la que nunca se pierde de vista el siempre presente río glaciar Ródano.
En el descenso continuamos con la omnipresente lluvia y los tornantes, después largas rectas y curvas rápidas por verdes valles. Decidimos hacer una parada para comer en la localidad de Realp.
Iniciamos la marcha con dirección a Andermatt, el tiempo nos daba una pequeña tregua y pudimos disfrutar de algunos rayos de sol, por lo que Aurora se animó a inmortalizar parte del bellísimo pueblo que nos daba la bienvenida, a todos los moteros, desde el hotel que llevaba su nombre.
Andermatt.
Oberalp.


El siguiente destino, el Puerto de Oberalp (2.046 m.), quizá el puerto que hasta ahora ha ofrecido menos dificultades para su ascensión, pero no nos equivoquemos, sus nueve "tornantes" de 180º harán que no te aburras en ningún momento, tanto en su subida, como en su bajada, mucho más divertida por sus horquillas y carretera más estrecha. Como en prácticamente todos los puertos, podrás disfrutar de lo espectacular de sus lagos, y el Oberalp no iba a ser menos.
Este puerto tiene una peculiaridad, que la dejo para que tú la descubras mirando un poco la foto.
Sí, hay un faro y yo no sé tampoco qué pinta ahí.

Plaza de Chur con su catedral al fondo.
Pese a los poco más de 200 Km. de ruta, el día había sido duro, no tanto por la dificultad que entrañaba el haber realizado la "prueba del 9" si no por las condiciones climatológicas tan adversas, pero ya nos encontrábamos en Chur, la que dicen la ciudad más antigua de Suiza y como turistas, no podíamos dejar pasar por alto un sitio tan histórico, así que nos dejamos perder por sus calles.
La ciudad cuenta con dos senderos bien marcados para que el turista no deje de contemplar lo más importante de la ciudad; estos dos senderos están señalizados directamente en el suelo, mediante dos pares de huellas (unas verdes y otras rojas) que te conducen por su casco antiguo, con casas del siglo XV y XVI y clara influencia de la vecina Italia, entre las que resalta su catedral, un edificio de 800 años de antigüedad.
También te puedes encontrar más de 100 bares, asistir a algún concierto y beberte una cerveza en el Giger-Bar, conocido sitio customizado al estilo de los dibujos de H.R.Giger, el diseñador del famoso Alien y natal de Chur, aunque a mí el bar que más me llamó la a tención fue el que está sobre estas líneas.
Obere G. 41, 7000 Chur (Suiza).


Jueves 11 de agosto. Chur-Livigno (Italia), (226 Km).
Es difícil elegir qué día es el mejor de una ruta, de unas vacaciones o incluso de una semana, ya que cada día nos depara un nuevo acontecimiento, unas nuevas vivencias que, en muchos de los casos, no estaban previstas en nuestras mentes y que nos sorprenden para lo bueno o para lo malo, por eso no puedo decir que hoy fuese el día mejor o principal de estas vacaciones, de hecho, han sido tantos los momentos vividos que no sabría con cual quedarme, pero hoy era un día especial, quizá uno de los más esperados, el Stelvio nos esperaba.
Chur amanece con sol, pero no debemos de confundirnos, el termómetro no pasa de los 9º y la temperatura máxima para el día de hoy en nuestro destino final (Livigno) son 10º, hoy toca salir de nuevo bien abrigados.
En el garaje nos encontramos con una pareja de españoles, mi mala memoria me impide recordar sus nombres, pero no así su nick del foro de BMWMOTOS.COM, jac 5611. El día anterior habían hecho el mismo recorrido que nosotros, pero a la inversa, tuvieron más suerte con el tiempo.

Cogemos dirección Landquart, aquí tomamos la carreta 18 que nos llevará sin parar hasta la localidad de Davos, el paisaje sigue siendo verde, tintado por el marrón de la madera de los pueblos que vamos dejando atrás y por el azul del río que siempre acompaña nuestro camino.
Lago de Davos.



Davos se encuentra situada a 1.560 m., por lo que tiene la reputación de ser la ciudad más alta de los Alpes. En invierno se convierte en un centro internacional para la práctica de deportes de nieve y en verano, su lago ofrece gran diversidad de actividades acuáticas.



Seguimos hacia el Flüela Pass (2383 m.), otro espectacular emplazamiento que la naturaleza ha querido situar en el corazón de Suiza y que hasta mediados del mes de mayo suele estar cerrado por nieve. Unos metros antes de coronar su parte más alta nos encontramos con su lago casi helado y si miramos al frente, podemos observar la nieve que se resiste a abandonar la montaña.
Flüela Pass.


Paso Ofen.
Seguimos hasta Susch por la carretera 18, allí nos desviamos y tomamos dirección Zernez, y si antes predominaba el verde, ahora el paisaje es totalmente verde, pinos a uno y otro lado de la carretera observan nuestro pado. Nos encontramos cerca Fourm Pass (2149 m.), también conocido como Paso Ofen, enclavado en el único Parque Natural de Suiza y que conecta  Zernez en el valle de Engadina con Val Müstair.

Estamos en la entrada del Val Müstair, sus praderas de verde intenso y sus cuidados pueblos ofrecen un contraste frente a la naturaleza salvaje del cercano Parque Nacional Suizo. No hay pausa y ya casi nos encontramos saliendo de Suiza, su última localidad, Müstair, alberga el Monasterio Benedictino de San Juan (Patrimonio Cultural de la Unesco), su iglesia, que data del año 775, posee el mayor ciclo de frescos del mundo.
Suiza                                                                                    Italia
Cruzamos la frontera Suiza con Italia, todo cambia, la carretera, la temperatura (18º), el Stelvio ( 2757 msnm) nos espera.
Tomando las últimas notas antes de afrontar el Stelvio.

Pasmos la localidad Prato Allo Stelvio, ya nos encontramos a tan solo 26 kilómetros del puerto de montaña con mayúsculas, el segundo más elevado de los Alpes por detrás del Col de L'Iseran, y si bien la carretera empieza a mirar hacia arriba, aún tenemos tiempo para ir preparando nuestra mente y nuestro cuerpo atravesando otros pueblos, Gomagoi y Trafoi, donde empieza lo bueno.
Ya llevábamos 5 tornantes.
Las curvas se van sucediendo poco a poco a lo largo de los 15 Km que nos quedan; serán 48 tornantes, curvas de herradura, de 180º o como se les quiera nombrar, a parte, claro está, de las curvas normales, pero yo en estos momentos ya no tenía tiempo de ir contándolas, ni tampoco Aurora estaba mucho por la labor, bastante tenía ella con intentar sacar alguna foto, cuando no me estaba diciendo si bajaba o no algún vehículo o ciclista por esas curvas de trazado casi imposible y desnivel medio del 7%, que me obligaban invadir el carril izquierdo de la estrecha carretera, para conseguir meter la moto dentro de esa trazada de herradura.

Aún faltan 16 tornantes y ya eramos un buen grupo.
Uno de mis mayores anhelos y preocupaciones era el tráfico que me pudiera encontrar, no solo el de bajada, si no también el de subida; pronto nos adelantaron dos motos a las que perdimos rápidamente de vista, cada uno tiene su forma de disfrutar y su ritmo de conducción, yo prefiero ir contemplando el paisaje (aunque aquí más allá de 5 metros no te daba tiempo a mirar) y dejar la velocidad para los circuitos, y vistos desde el sofá del salón.
11 tornantes más y el Stelvio.
En nuestra ascensión, debemos hacer lo propio con un vehículo y un gran número de ciclistas. A escasos kilómetros, un Citroen Picasso empezaba a formar una caravana considerable, cuatro vehículos, las dos motos que nos adelantaron, un BMW descapotable, nosotros y una vespa a la que acabábamos de adelantar.
Vamos dejando atrás curva tras curva, poco a poco, pero sin pausa, dejando una distancia prudencial con el coche que nos precede, cualquier parada que éste realizase en medio de una curva podría ocasionarnos un serio problema, si nos encontrásemos muy cerca de él.
Solo faltaban 4 tornantes, en el que se produjo el suceso.
En un momento dado, faltando solo cuatro tornantes para coronar la cima, el Citroen Picasso detuvo su marcha para dejar pasar al vehículo que venía en sentido contrario. La pendiente, la inexperiencia, el no saber qué puerto iba a subir o quizá los nervios de estar afrontando tan singular ascenso, hicieron que el coche quedase inmovilizado, no pudiéndolo poner en marcha. Las dos motos que nos precedían, sabedoras de la agilidad de sus monturas, abandonaron la caravana para adelantar al vehículo parado, pero esto es el Stelvio, no una carretera convencional, la primera moto pasó, pero no así la segunda, que al intentar trazar la curva cayó al suelo, no hay que pensar que esto sea algo excepcional, simplemente es el Stelvio.
Imagen desde el alto del Stelvio.

Superado este obstáculo y superadas las otras tres curvas que nos faltaban, tengo que confesar que sentí emoción, ya estaba en el Stelvio.
Simplemente Stelvio.
Después de disfrutar hora y media del sol, del ambiente y el entorno del puerto, continuamos la marcha con dirección a nuestro destino final de hoy, la ciudad de Livigno, que goza de estatuto de zona franca, o lo que es lo mismo, una ciudad exenta de IVA y vaya que si se nota!!!. Seguimos disfrutando de parajes espectaculares, imposibles de plasmar todos en esta página y casi en el recuerdo; llegamos a la localidad de Isolaccia, ciudad esta que no tendría mayor importancia en la ruta, salvo por lo que nos deparó su entrada en ella.
No sé quien se sorprendió más, nosotros o las gentes con las que nos cruzábamos...
Circulábamos tranquilamente pensando ya en el destino final, cuando el navegador me marcó que girásemos a la izquierda, así que como hasta ahora no nos había dado muchas complicaciones, pues primer tiempo de saludo y hacia la izquierda. Pronto empecé a comprobar que algo raro estaba pasando, después de creer que estábamos haciendo otra otro Stelvio, pero esta vez por un sendero, paramos y dimos la vuelta, a penas un kilómetro.
Puestos ya en ruta, aún nos quedaba por afrontar la subida del Foscagno Pass (2291 m.), situado junto al puesto de control que la Guardia de Finanzas italiana tiene instalado para realizar el control fiscal de los vehículos que salen de Livigno.
Ya solo nos quedaba descansar y disfrutar de la ciudad sin IVA.
Y de un spritz.