miércoles, 23 de agosto de 2017

Puerto del Pico, Serranillo y Mijares.



Aunque podría haber empezado esta nueva crónica diciendo: "Era un día cualquiera de semana...", pero no, no lo era, era un lunes de la segunda quincena de agosto y como bien dice la canción, "Vaya, vaya, aquí no hay playa", y yo no me quería quedar en casa desaprovechando uno de mis últimos días de vacaciones, así que a las 9 de la mañana me planté ante el ordenador; lo reconozco, me he hecho un adicto al navegador y no me gusta salir a rodar sin antes haber planificado la ruta; después ya habría tiempo para improvisar.
Así que tras revisar algunas rutas anteriores, añadí una nueva lista, o lo que es lo mismo, cree una nueva ruta. Ya solo quedaba copiar algunos puntos de paso de rutas anteriores, añadir otros nuevos y pasarla al navegador.


Lunes 21 de agosto. Valdemoro-Puertos Sierra de Gredos-Valemoro (413Km).
Aunque la ruta se inicia en Valdemoro, un buen punto de encuentro si vamos en grupo es la localidad de Navalcarnero, a tan solo 35 Km tanto de Valdemoro como de Madrid, y nada mejor que hacerlo en su centro neurálgico, la Plaza de Segovia, que recibe este nombre en conmemoración a la vinculación y dependencia histórica que mantuvo con la capital castellana (1499-1627).
Plaza de Segovia.
El de la derecha no es un espontáneo, es el torero Miguel Abellán.
Si decides tomar un café en Casa Peri, que no se te olvide decirle que no te lo caliente mucho, estuve unos diez minutos mirando el café hasta que se puedo enfriar un poco.

Continúo la marcha por la M-507 hasta Aldea del Fresno y desde aquí, aunque la ruta también la podría hacer desviándome por la M-510 hacia Chapineria, sigo las indicaciones del navegador y continuo en paralelo al Río Perales por la M-507, hasta que desemboco en la confluencia con el Río Alberche, lugar conocido como la playa del Alberche, una playa fluvial en mitad de un bosque, gratuita e ideal para refrescarse en esta época del año.
Sin dejar la M-507 y a unos escasos 5 Km, paso por las puertas del Safari de Madrid, tras éste, una gran recta me lleva hasta Villa del Prado y tras atravesar el pueblo, nos encontramos con una gran rotonda con el nombre de la localidad.
Esperando a que la carretera estuviese libre.
Si al llegar a este punto tienes algún coche delante de ti, detén la marcha, dales tiempo y que tu vista los pierda por la carretera; entonces será el momento para que tú aceleres y disfrutes de una revirada subida y posterior bajada hacia la N-403 (Carretera de Toledo a Ávila).


Entrada a Sotillo de la Adrada.
Cruzamos la carretera y continuamos, sin dejar una divertida N-507, hasta Cadalso de los Vidrios. En esta localidad hay que estar atentos, ya que aunque no dejamos la N-507, hay que hacer un giro hacia la izquierda que nos hace ir ascendiendo suavemente por una serpenteante carretera hasta Rozas de Puerto Real, lugar donde podemos dar por finalizada la Sierra Oeste de Madrid. Nada más dejar el pueblo, descendemos hacia la CL-501; la provincia de Ávila nos da la bienvenida con la localidad de Santa María del Tiétar.
Después vendrán otros pueblos; Sotillo de la Adrada, siempre que lo cruzo tengo la sensación de estar atravesando un pueblo del levante español en pleno mes de agosto; La Adrada, con la espectacular vista de su castillo; Piedralaves, con su puente romano junto a la Bodeguilla. Más alejado de estos, la Lanzahíta y de aquí a Ramacastañas, donde tomo la N-502 que me llevará al punto de inicio del ascenso a los puertos, la localidad de Mombeltrán. 

Mombeltrán lo tiene casi todo; el castillo de los Duques de Alburquerque del siglo XV, las playas blancas (pese a su nombre ni son playas ni son blancas, son unas pozas naturales donde predomina un intenso color negro), la Iglesia de San Juan Bautista, declarada monumento histórico artístico en 1985; pero yo no tenía el tiempo necesario para hacer este tipo de paradas, mi destino era otro.
Castillo de Mombeltrán.
El ascenso al Puerto del Pico (1352m) se realiza por una estupenda carretera, con buen asfalto y curvas de amplia visibilidad en gran parte del trazado, no es de extrañar que sea uno de los puertos preferidos para la gran mayoría de los moteros de la zona. A las espectaculares vistas hacia el Valle del Alberche, hay que sumarle el añadido de una la calzada romana en excepcional estado de conservación que, en ocasiones, corta la N-502.
Subida al Puerto del Pico.
A la izquierda, resto de la calzada romana, a la derecha restos antigua carretera.
Al final del ascenso, el Puerto del Pico, un pequeño alto para beber en su fuente y contemplar las maravillosas vistas sobre la Sierra de Gredos.
Alto del Puerto del Pico.
El descenso por la cara norte es más suave; pronto el Río Alberche ofrece descanso y esparcimiento en sus orillas y varios coches con sus ocupantes, sombrillas y neveras disfrutan del frescor de sus aguas.
Río Alberche.
Giro a la derecha, a la altura del restaurante Venta del Obispo, en la AV-905, una agreste carretera me lleva hasta Hoyocasero y de aquí a Navalosa; abandono la carretera principal y tomo dirección a Serranillos, la carretera parece que quiere desaparecer y una calzada en bastante mal estado me hace descender hasta el Río Alberche, donde desde su puente, puedo contemplar lo fresquito que lo deben de estar pasando los bañistas.


En Serranillos la carretera cambia, afronto la subida al puerto, y pese a que su inicio está muy concurrido por valientes veraneantes que desafían el gran desnivel del inicio, la soledad es la que me acompaña curva tras curva, hasta que corono su cima y paro a contemplar la magnitud del paisaje desde lo alto del Puerto de Serranillos (1575m).
Puerto de Serranillos.
El descenso más de lo mismo, carretera, moto, paisaje y yo, nada más.

Carretera hacia Pedro Bernardo.


Giro a la derecha hacia Pedro Bernardo, la carretera se adentra en un bosque de pinos; no viene mal un poco de sombra, la moto me marca 34º y el “frescor” y el olor del bosque hacen que disfrute de este corto trayecto hasta la localidad.





Después de descansar un poco en este bello pueblecito, desde el que se puede disfrutar de unas privilegiadas vistas sobre el Valle del Tiétar, amén de otras maravillas que no tuve tiempo de visitar, vuelta a la carretera; qué calor!!!, 35º a la sombra.
Pedro Bernardo.
Puerto de Mijares.
Son las tres de la tarde y nada mejor para quitar el adormecimiento de después de comer, que el descenso de Pedro Bernardo hasta la CL-501, la carretera sigue solitaria, su trazado invita a lanzarse, pero no te confíes, habrá que tirar de freno en más de una curva.
Tras andar unos 10 kilómetros, prácticamente en línea recta, me encuentro con el desvío a Gavilanes, lugar donde se encuentra la famosa Garganta del Río Tiétar, unas pozas de gran calidad, limpias y cristalinas; la carretera poco a poco vuelve a empinarse y tras unas suaves curvas llego a Mijares, pueblo sumido en fiestas y del que mi navegador pareció contagiarse; al final la lógica se impuso a la tecnología y conseguí tomar la dirección correcta.

Por delante 12 kilómetros de diversión, una zigzagueante carretera muy poco utilizada para cruzar de uno al otro lado de la sierra me llevará al alto del Puerto de Mijares (1570m).
Me gusta este puerto; no se encuentra en muy malas condiciones, "en peores plazas he toreado", pero la carretera es estrecha, algunas de sus curvas tienen gravilla, otras con excrementos de animales, y esto sin duda desanima a los automóviles; pero sus curvas cerradas, el desnivel que se salva con cada una de ellas y sus espléndidas vistas sobre el Valle del Tiétar, hacen que tenga algo que siempre que lo subo me fascina.
Puerto de Mijares.
Ahora toca el descenso que, menos brusco que la subida, me llevará hasta Villanueva de Ávila y desde aquí hasta el conocido como el Puente del Arco sobre el Río Alberche, una gozada de 5 kilómetros donde la moto no rueda sobre la carretera, se desliza en un sube baile de curvas a derecha e izquierda.
Tomo una casi recta AV-902 y voy cruzando Burgohondo, Navaluenga, hasta llegar al Embalse del Burguillo o lo poco que queda de él en esta época del año. 
Lo bordeo, cruzo sobre el puente de La Gaznata con un calor de justicia 38º; a ambos lados del puente, sobre la margen del río los bañistas intentan ganar la batalla al calor.
Embalse del Burguillo.
Me desvío de la carretera principal, la N-403 y tomo la salida hacia el Valle de Iruelas; cruzo a la derecha una de las compuertas del embalse, pero desisto ir al Valle de Iruelas, hace mucho calor!!!, así que tomo una carretera menos convencional para llegar a El Tiemblo, desde aquí a San Martín de Valdeiglesias para tomar la Carretera de los Pantanos, o lo que es lo mismo, la M-501, Pelayos de la Presa (aquí tenía que haber tomado la ruta alternativa de un solo sentido que sale a la derecha; me aprendí la matrícula del vehículo que llevaba delante y que no puede adelantar), Navas del Rey y Brunete donde cogí la M-600 hasta Navalcarnero y de ahí a casa.
Mapa de la ruta.
413 kilómetros que han conseguido que este no haya sido un lunes cualquiera de verano sin playa; una buena mañana y tarde en la que he podido recorrer largas carreteras, subir el famoso Puerto del Pico y los más solitarios, pero no por ello menos atractivos, puertos de Serranillos y Mijares, cruzar una y otra vez el Río Alberche, disfrutar de las espectaculares vistas sobre la  Sierra de Gredos y el Valle del Tiétar; en definitiva, una buena ruta en moto, para los que estamos lejos de la playa en estos días de agosto.