miércoles, 31 de agosto de 2016

Vacaciones alpinas. (2ª parte).

Atrás quedaron los majestuosos Alpes con el recibimiento que nos ofreció el Nufenenpass, la realización de la prueba del 9 con sus inclemencias climatológicas y la ascensión al mítico Stelvio, ahora es el momento de los dolomitas, con sus paredes verticales que se pierden en el cielo y la singular Venecia.

Viernes 12 de agosto. Livigno-Cardano (Bolzano), (198 Km).
Nada más desayunar, repostamos en la gasolinera que se encuentra junto al hotel, 19€ y depósito lleno, qué poco cuesta repostar en Livigno y cómo se agradece la ausencia de IVA e impuestos especiales. 
Salimos de Livigno dirección Bormio, nuevamente tenemos que pasar por el control de verificación fiscal de la Guardia De Finanzas, en el alto de Foscagno.

Aunque no se lea, es el Passo del Gavia.
La carretera SP29 nos saca de Bormio y tras atravesar Uzza y adentrarse en el Parque Nacional del Stelvio rodeada de pinos, empieza a empinarse. Dejamos atrás Santa Caterina, en sólo 14 kilómetros llegaremos al Passo del Gavia (2.651 msnm), pero antes deberemos afrontar su primer tramo; todo un reto, la carretera se estrecha, de suerte que en algunos puntos de la calzada pueda pasar un sólo vehículo, y sus diez tornantes hacen que ganemos pronto altura. Este paso sólo es transitable desde finales de la primavera hasta finales de otoño y se caracteriza por su exigente trazado, 1.044 metros de desnivel, pendiente media del 7% (con picos del 16%), escasa circulación y lo irregular de su pavimento.
Si su ascenso es espectacular, el descenso no lo es menos, seguramente mucho más impresionante su subida por este lado. Aquí, realmente la carretera se estrecha, sin embargo, goza de un asfaltado mucho mejor.
Las bicis pasaron, nosotros ya no.
Debemos parar, una autocaravana, que ha tenido la osadía de intentar afrontar la subida de tan espectacular "passo", hace que los vehículos que llevamos delante no puedan continuar su marcha, y con ellos nosotros y las demás motos que empiezan a agolparse a nuestro lado; tras unos minutos de desconcierto y diálogos, la autocaravana comienza a recular unos 100 metros, los suficientes para quedar encajonada en una curva y permitir que el resto de los vehículos pudieran continuar la marcha.
Al final, lo conseguimos.
El descenso del Gavia, sin dejar la SP29, nos lleva prácticamente hasta la localidad de Ponte di Legno; comienza aquí un trazado de carretera, que comparada con el que nos condujo al Gavia es toda una autopista y que nos va llevando hasta el Passo de Tonale (1.833 msnm), lugar turístico tanto en invierno como en verano y que más que un paso de montaña, parece una urbanización.
Vista del lago desde Cagnò.

Seguimos atravesando pintorescos pueblos italianos, Fraviano, Ossana, Mezzana, Caldes y muchos otros,  antes de toparnos con el Lago di Santa Giustina, en pleno Val di Non. Es el lago artificial más grande de la provincia autónoma de Trento, alimentado principalmente por las aguas del río Noce, se utiliza para impulsar las turbinas de la central subterránea Taio.

Nuestro siguiente destino es Bolzano, pasando antes por el Passo de Mendola (1.363 msnm), quizá el passo que hasta ahora más nos ha costado subir, no por su pendiente o trazado, es como alguna de las autopistas ya pasadas, sino porque el navegador se empeñaba por alejarnos de la ruta trazada. 
A uno y otro lado de la carretera se suceden grandes extensiones de árboles frutales, que observan impávidos nuestro paso. Estamos en Italia y eso se nota hasta en la conducción, las líneas continuas sólo están pintadas para nosotros y algún que otro vehículo de matrícula extranjera, los italianos parece que están eximidos de respetarlas; mucho cuidado, en cualquier curva te puede adelantar una moto, un coche, o porqué no, alguna que otra furgoneta de reparto.
Plaza Walther (Bolzano)
Llegamos a Bolzano, nos sobra toda la ropa, hemos pasado de 25º y nuestros polares debemos dejarlos en el parking, junto a la moto. Volvemos a darnos cuenta de que somos extranjeros, aquí las motos pueden aparcar en cualquier lugar.
Una pizza y dos cervezas en la Pizza Walther, junto a la catedral y la estatua de Walther von der Vogelweide (considerado el mejor poeta Alemán de la Edad Media) ponen fin a la ruta de hoy, antes de llegar a nuestro hotel, el Gasthof Zur Sonne en Cardano. 
Sí, aunque el nombre no suene mucho a italiano, es lo que predomina aquí, mucho cartel y letreros en alemán, y es que a Bolzano se le conoce como el Tirol del Sur, y así no es de extrañar que la mayoría de su población hable alemán, un cuarto tenga el italiano como lengua materna y una pequeña minoría sea de habla ladina (lengua retrorromana hablada en Italia).
El hotel nos depara una pequeña decepción, pese haberlo reservado con bastante antelación por Booking, nos ofrecieron una habitación de clase inferior a la reservada, al precio de 90€, a parte de esto y del polvo de la habitación, nada más que objetar, un entorno espectacular rodeado de pinos y junto a un río; lo que nos invita a dar un pequeño paseo por sus inmediaciones. Después de recorrer cerca de un kilómetro, en continua pendiente, por un sendero de un bosque de pinos y  no ser capaces de ver más allá de sus copas, retornamos por nuestros pasos al hotel.


Sábado 13 de agosto. Cardano (Bolzano)- Cortina d'Ampezzo (168 Km).
Lago de Carezza.
Salimos sobre las 9,30 horas del hotel, el sol y el olor a pino nos acompaña, vamos atravesando pueblos madereros, Ponte Nova, Nova Levante, nos encontramos con el Lago de Carezza, pequeño lago alpino rodeado de bosques de abetos y a los pies del macizo Latemar, que se refleja en sus aguas cristalinas.
Caravana hasta Canazei.
Nuestro camino nos transporta descendiendo por suaves curvas hasta la localidad de Vigo Di Fassa, si hasta aquí todo había discurrido en una perfecta sintonía entre la calzada y la moto, la SS48 nos lleva a un caos total, Fozza Di Fassa, Mazzin, Fontanazo, Campitello di Fassa y Canazei, en total 10 kilómetros de caravana, me dejo llevar por los motoristas italianos y me olvido yo también de las lineas continuas (en primera o como mucho en segunda). 
No todos los días se adelanta
a un Ferrari, aunque sea por
línea continua...

Sin salir de Canazei, cuando se llega a la rotonda donde se ubica el Hotel El Ciasel, debemos coger la carretera que sale a la izquierda, aquí comienzan los dolomitas, cadena montañosa italiana declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2009.
Vamos a iniciar la "prueba del 0" comenzando por el Passo Pordoi (2.250 msnm), la carretera se eleva suavemente durante unos kilómetros, a continuación, pasada la pintoresca iglesia de San Florián la pendiente se va tornando más pronunciada; dejamos a la izquierda el cruce que nos llevaría al Passo de Sella y continuamos por una carretera ancha y con buen asfalto trazando exigentes curvas de 180º hasta que nos encontramos en el alto del Passo Pordoi y su espectacular vista hacia esos muros de rocas, que al atardecer, cambian su color blanquecino por una tonalidad rosácea, motivo por el cual, también se les conoce como las montañas rosas.
Passo Pordoi
Nada que ver con los altos en Suiza, aquí todo está orientado al turismo alpino, restaurantes y zonas recreativas  se sitúan a ambos lados de la cima.
No hay descanso, tras su bajada llegamos a Arabba, uno de los principales centros turísticos de los Dolomitas, ahora toca subir hacia el Passo de Campolongo  (1.875 msnm), de menor altitud y mucho más suave que el resto de los subidos y que aún nos quedan por subir.
Antes de entrar en Corvara in Badía
Descendemos por zizageantes curvas hasta llegar a Corvara in Badia donde giramos a la izquierda para afrontar la subida del Passo Gardena ( 2.121 msnm), unos doscientos metros antes de coronar su cima, no queda ni un hueco a derecha y a izquierda entre coches y autocaravanas aparcadas.
Passo Gardena
El descenso lo hacemos pegados a las paredes dolomitas, sin más perdida de tiempo que levantar la cabeza y vislumbrar como la  pared de roca se pierde en el cielo, nos adentramos en el ascenso al Passo di Sella (2.244 msnm) el más elevado de esta prueba del 0. Su cima es un espacio perfectamente acondicionado para las motos, aparcamientos a uno y otro lado de la carretera, incluso seleccionados por marcas. El perfecto día soleado, unido las impresionantes vistas que se disfrutan desde la cima, nos invitan a hacer un alto en el camino y saborear una cerveza bien fría (sin alcohol).
Passo di Sella.
Lago Fedaira
El sol sigue acompañándonos, tras una sucesión de curvas descendemos nuevamente hasta Canazei y con la prueba del 0 ya superada ponemos rumbo al Passo Fedaira (2.057 msnm), antes nos encontramos el lago que lleva su nombre, el Lago Fedaira se encuentra dividido por una estrecha franja de tierra y en sus aguas se puede reflejar La Marmolada, la montaña más elevada de los Dolomitas.
Algunos grupos de bañistas desafían a las heladas aguas y se agolpan en sus orillas a modo de playa en clavada en mitad de los Dolomitas.
El siguiente punto, el Passo Falzarego (2.117 msnm), otro mítico en los Dolomitas, no tanto por su dificultad, si no por ser el punto de reunión y de partida de muchas otras tantas rutas, que hacen que su cima se encuentre repleta de moteros decidiendo qué camino tomar para afrontar el siguiente puerto.
Passo Falzarego

A escasos 41 kilómetros de suaves curvas  llegamos al destino final de hoy, Cortina d'Ampezzo o también conocida, desde 1956 , como la perla de los dolomitas" cuando fue sede de las Olimpiadas Invernales.
Tenemos el hotel en el centro de la ciudad, lo que nos permite dejar la moto descansando y perdernos entre sus calles, para comprobar que todos los habitantes o turistas están morenos y visten sus mejores marcas.


Domingo 14 de agosto. Cortina d'Ampezzo -Venecia (160 Km).
Nos despedimos de Cortina d'Ampezzo y poco a poco su carretera dirección a Venecia va haciendo lo propio con los dolomitas, son poco más de las 10 de la mañana y los pueblos que nos ven pasar nos reciben con sus gentes llenado sus plazas y bares, a ambos lados de la carretera, tomando el segundo capuchino de la mañana.
La autopista se encuentra cerca, y cada vez más, el destino que hemos elegido para descansar de estos ocho días de subidas,  bajadas, curvas, tornantes, frío, calor, lluvia, sol y en general, de momentos ya imborrables en nuestras retinas.

La salida hacia Marghera, nos saca de la autopista y nos pone a las puertas del Camping Village Jolly, todo un acierto su elección, a tan solo 15 minutos en autobús de Venecia.
Camping Village Yoly.


La moto mejor dejarla descansar junto a la puerta del bungalow, en Venecia, todo lo que se mueve con ruedas, tiene un serio problema.
Vista del Puente Rialto.
De los dos días y dos noches que disfrutamos de Venecia, no me voy a extender, cualquier búsqueda en google te puede orientar sobre qué ver y qué hacer; sólo comentaré que vimos casi todo lo que hay que ver, la Basílica de San Marcos (ojo si hay acto religioso, la basílica se cierra al público) y su plaza; tanto el Palacio Ducal como el Campanile, desistimos de visitarlos por las largas colas que había que hacer, ya estuvimos un tiempo esperando para la entrada en la basílica.



Lo que no nos faltó fue el perdernos por sus barrios, el de Castello, San Marco, Santa Croce, San Polo, Cannaregio y Dorsoduro, disfrutando de sus calles y puentes, de su Gran Canal, paseando por sus laterales o a bordo de sus vaporettos (línea 1 y 2) y una cena, más que merecida, a la luz de las velas junto al Puente Rialto.


Martes 16 de agosto. Venecia- Lago Di Garda (133 Km).
Para ir acercándonos a Génova, y por qué no, para seguir disfrutando de otros lugares que no fuesen puertos de montaña; en esta ocasión decidimos como lugar de destino y descanso el pueblo de Pescheira del Garda, en la orilla sur del mayor lago de Italia, el Lago di Garda, que baña las regiones de Lombardía, Trentino Alto Adigio y Véneto. 


Garda.
El buen tiempo hizo que nos decidiéramos a recorrer todo el lago, olvidándonos de los 145 kilómetros de su perímetro y de las casi 4 horas de distancia según el navegador. ¿Pero qué importaba eso? era poco antes de las dos de la tarde y el sol nos invitaba a deshacernos de nuestra chaqueta y pantalón de verano, y cambiarlos por un vaquero y una manga corta; nuestra velocidad en el mejor de los casos no pasaría de 50 Km/h por dispositivo legal y por la gran cantidad de vehículos que transitaban por la carretera.
Lago di Garda.
El recorrido lo hicimos en sentido contrario a las agujas del reloj, como normalmente suelo realizar todos los trayectos circulares, pero debo de reconocer, que el haberlo hecho en sentido contrario hubiera facilitado mucho el poder parar junto al lago, en el sentido de la marcha.
Son muchos los pueblos que nos encontrábamos, y a muy seguro que cada cual con su encanto particular, pero nuestras paradas fueron en Garda, pueblo que da nombre al lago y donde tras dar un pequeño paseo por sus callejuelas disfrutamos de una pizza junto al lago; el siguiente pueblo donde paramos fue Torbole, en la esquina noroeste del Lago, y donde nos empezaron a caer unas gotas de agua, "la típica tormenta de verano", pensamos...
Aún no sabíamos lo que nos esperaba...

Ello no impidió que nos parásemos a degustar un buen "gelato italiano", aún no sabíamos lo que nos esperaba.
Reanudamos la marcha, pero esta típica tormenta de verano, nos hizo parar a los pocos kilómetros para ponernos el chubasquero de la moto.
Parada en gasolinera, diluviaba.
Seguimos nuestro camino con la "tormentita" sobre nuestras cabezas; a la salida de un túnel, menos mal que nos encontramos con muchos al completar la mitad del recorrido, Aurora creyó estar viendo una cascada, no era tal, estaba diluviando, y prácticamente no se veía, para colmo de todos los males, el tráfico comenzaba a ser muy denso, por decir algo. ¡Joder...! los coches no se movían; tuvimos que parar de nuevo bajo una gasolinera y ponernos esta vez, los pantalones del chubasquero sobre unos pantalones vaqueros completamente empapados.

La circulación seguía sin moverse en el sentido de nuestra marcha y muchos coches optaban por cambiar de sentido, girando como bien podían en medio de la carretera.
Recordé donde estábamos, esto era Italia, y empecé hacer lo mismo que otras motos que nos pasaban, utilizar el carril izquierdo como si no hubiese línea continua (en 1ª o 2ª, tampoco se podía ir a mucho más por la lluvia).
Al fin, sobre las ocho de la tarde conseguimos llegar a Pescheira di Garda, ya sin agua acechándonos, pero habiendo dejado de lado la subida por la Strada della Forra y las que dicen, impresionantes vistas sobre el lago, así como la visita de Sirmione, considerado el pueblo de la zona más conocido y turístico.


Miércoles 17 de agosto.Lago Di Garda -Génova (261 Km).
Antes de poner rumbo a Génova, retrocedemos 6 kilómetros y nos acercamos a Sirmione, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar tan singular y pintoresca localidad.
Comprobamos que la belleza de su castillo y calles intramuros, son proporcionales al tráfico que acude a visitarle.
Castillo y calle de Sirmione.
Cogemos la autopista E70 nada más abandonar el pueblo, y ya no la abandonaremos hasta llegar casi a las puertas de nuestro alojamiento en Génova, 260 Km por 39€, casi el mismo importe que el pagado en Suiza por la vignette, salvo que ésta es para todo un año.
Como llegamos pronto, serían las cuatro de la tarde, tras hospedarnos nos trasladamos al pueblo de Nervi, en el borde oriental y a tan solo 9 kilómetros de la capital genovesa, donde estuvimos recorriendo el paseo que hay sobre el acantilado.
De vuelta a Génova, pusimos rumbo al casco histórico de la ciudad, pese al caos circulatorio, para una moto no es nada difícil aparcar, hay múltiples zonas de aparcamiento reservadas para los vehículos de dos ruedas.
Casco antiguo de Génova.
Génova es una ciudad portuaria, tierra que siempre destacó por su vida marítima y donde nació Cristóbal Colón, descubridor del Nuevo Mundo, y la casa donde vivió se encuentra precisamente en el centro de la ciudad. Génova tiene un interesante casco histórico, conformado por hermosos y valiosos monumentos, entre los que destaca la Piazza de Ferrari, del siglo XIX. Algunos de esos monumentos como la Strada Nuove y el sistema de los Palazzi dei Rolli, se encuentran catalogados como Patrimonio de la Humanidad.

Jueves 18 de agosto. Embarque Génova-Barcelona (370 mn).
La noche había sido un poco larga, a las 3 de la madrugada tuve que bajar a la calle, una alarma muy parecida a la de mi moto, rompía a esa hora el silencio de la noche.
Recomendación: en una ciudad grande, barrio cercano al puerto, busca un alojamiento con garaje.
Previo al embarque.
A las 10 de la mañana, salíamos para el Puerto Nuevo de Génova (muelle 1), lugar de embarque para Barcelona.
La cola de entrada al muelle no era muy larga, pero de todas formas, pronto nos desviaron hacia un carril menos concurrido y ocupado por motos.
Tikets checking.
Ojo, antes del embarque hay que hacer el checking en las oficinas de Grandi Navi Veloci (GNV), situadas a la derecha del muelle, primera planta, allí te entregarán tanto el tiket de la moto, como la de los pasajeros.
Tras una hora y media de espera empezamos a embarcar en el buque Fantastic, en primer lugar los vehículos que tenían como destino final Tánger y después el resto.
Embarque y colocación de la moto.
Nada más subir la rampa de embarque, a las motos nos van situando en un lateral del barco, cuidado al hacer las maniobras para colocarla, ya que te puedes encontrar grasa en el suelo.
Al aparcar la moto, asegúrate de dejarla bien cerrada, ya no podrás volver a ella hasta el desembarco. Ahora debes de abandonar el garaje y subir hacia la planta donde tras entregar el los tikets de los pasajeros, te entregarán (en nuestro caso) la llave del camarote.
Nuestro camarote, el 7123, en la 7ª planta (Atlantic), concretamente exterior, de tres plazas; en el momento que escribo estas líneas, aún somos los únicos ocupantes del mismo.
Son las 13,35 horas, el barco empieza a moverse y al poco rato comprobamos que disfrutamos del camarote exterior para nosotros solos, Aurora está más tranquila...
Había leído comentarios sobre la suciedad, y lo caro y malo de las comidas en el barco, mi experiencia:
El barco es un ferry, que nadie vaya buscando un crucero, porque no es lo mismo; que se ven colillas por la borda! pues sí, pero también puedo decir que vi a personal del barco pasar en varias ocasiones limpiando. En la descripción del barco te puede venir que tiene piscina, todo cierto, una pequeña piscina en la parte de popa de la planta 7ª, pero que se encuentra cerrada, y creo que mucho mejor así.
Comida en el camarote.
En cuanto al tema de bebidas y comidas a bordo, sólo puedo decir que las bebidas tienen un precio acorde con el que te puedes encontrar en cualquier establecimiento público que no sea un supermercado, por lo que se refiere a la comida y tras los comentarios leídos por muchos foros, decidimos agenciarnos un poco de embutido, que junto con nuestras chuches de Chamonix (el salchichón) nos servirían para subsistir.
Pasamos gran parte de la tarde en la zona exterior de popa del barco, momento que aproveché, para dar inicio a la crónica de este fabuloso viaje.
Cubierta del barco.


Viernes 19 de agosto. Barcelona- Valdemoro (638 Km).
A las 6,15 horas de la mañana, se nos informaba por megafonía, que la hora de llegada al Puerto de Barcelona, sería a las 7,30 horas, media hora antes de la hora prevista.
Amaneciendo en Barcelona.

La noche había discurrido sin ningún tipo de sobre salto, en ningún momento noté que me encontraba en un barco, había descansado y ahora tocaba afrontar 638 kilómetros en los que no había muchos atractivos a la conducción.
Desembarco.

Posición de automático en la moto y a ir acercándonos poco a poco a Valdemoro, volvemos a casa. Atrás quedan trece días en los que hemos recorrido 3.855 km, subido 27 puertos, visitado Venecia, el Lado Di Garda y recorridas 370 millas náuticas desde el Puerto de Génova hasta el de Barcelona, y todo esto más o menos como lo he contado.
Volvemos a casa.
Sólo me queda dar las gracias a la que ha ejercido de magnífica fotógrafo, narradora de curvas en el Stelvio, compañera de risas, lluvias, frio, calor, spritzs y tantas otras vivencias que hemos compartido durante estos trece días.

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